sábado. 04.05.2024

Carmen García Arroyo nació el 10 de septiembre de 1888 en la Rúa Nueva número 5 de Betanzos (La Coruña), hija del abogado Manuel García García y Carmen Arroyo Manzano, nacida en Reus y ama de casa.

Poco sabemos con exactitud de sus primeros años de vida y de estudios, sólo algunas noticias difusas que ella misma nos dejó. Cuando se presentó al examen de ingreso en la Escuela Central de Maestras de Madrid,  era “una niña recién salida de un convento, abierta el alma ansiosamente a la vida”, pero no fue una “alumna sobresaliente. La vida, también demasiado dura conmigo –recordaba–, me dejaba poco tiempo para estudiar”.

En 1905, Carmen aprobó Magisterio Elemental con calificaciones medianas y en los dos cursos siguientes, mientras vivía en un primer piso de la calle del Limón número 14 de Madrid, realizó los estudios Superiores en la Escuela Central, que con cierta mejoría en las notas terminó en junio de 1907.

Pero la aspiración de Carmen era obtener el grado Normal necesario para el acceso a una cátedra de Escuela de Magisterio o a una inspección de Enseñanza Primaria, de manera que enseguida, el 13 de de junio de 1907, solicitó realizar el examen de ingreso en la Escuela Superior de Magisterio.

En febrero de 1908, fue designada por la Delegación Regia de Primera Enseñanza para ejercer durante ocho meses como auxiliar gratuita de la maestra Pilar García del Real.

Carmen García Arroyo se fue convirtiendo en una destacada docente vinculada a los principios de la Institución Libre de Enseñanza, cuya pasión fue la de universalizar la educación y renovar el sistema pedagógico español implantando los conocimientos que fue adquiriendo en sus visitas a Francia, Suiza y Bélgica profundizando en los diferentes sistemas de educación.

Quizá una de las innovaciones sociales más importantes de la ILE fue su propuesta a favor de la integración de la mujer en el cuerpo general de la sociedad, ​en igualdad de acceso a la formación cultural y a la realización profesional.

Tras su regreso de Francia, Carmen aprueba  las pruebas definitivas para el ingreso en la Escuela Superior del Magisterio, que aprobó en 1912 con una nota de 9.25. La  alumna mediocre de la Escuela Central daba paso a una mujer brillante que en 1913 terminaba su primer curso Normal con el número tres de la promoción, y era capaz de sacar por oposiciones ese mismo año una plaza en la escuela graduada de Valdepeñas y en 1914 terminaba su último curso con el número cinco en la Escuela, denominada desde ese año, de Estudios Superiores del Magisterio.

Posteriormente fue trasladada a otros destinos como la localidad de Santa María del Campo Rus (Cuenca) o en Alicante (donde estuvo 4 años con un sueldo de 2.800 pesetas).

Carmen García Arroyo se casó el 12 de abril de 1922 con el también maestro, nacido en Santa Marta de los Barros (Badajoz), Francisco Romero Carrasco, en la Parroquia de la Santa Cruz, de la calle de Atocha de Madrid.

En febrero de 1925 Carmen y Francisco llegaron a Ciudad Real, y vivieron en la calle Azucena. Carmen ejerció como profesora de Geografía en la Escuela Normal de Maestras de la capital, en la que llegó a alcanzar el cargo de directora.

Esta institución había sido inaugurada en la ciudad el 1 de abril de 1842 estando su sede en la calle Dorada (hoy Ruiz Morote) número 12.

En la década de los años 30, cuando Carmen García ejerció como directora, la Escuela Normal de Maestras estaba ubicada en la calle el Prado.

En la historia de la Normal de Maestras de Ciudad Real un gran elenco de mujeres dejó su pátina pedagógica: Alfonsa Latur, Adela Riquelme, Amparo Cuesta, Manuela Aznar, Cristina Torija, Rafaela Clemente y, por supuesto, Carmen García Arroyo. Decenas de mujeres de nuestra tierra que hace más de un siglo “empezaron a recorrer el difícil camino de la promoción cultural y social de los pueblos de la dilatada geografía provincial”.

En mayo de 1927, siendo la directora de la Normal de Maestras Doña Pilar Serrano Rizo, Carmen García participó en los diferentes tribunales de exámenes para la elección de profesores para el centro. En concreto examinó a los aspirantes en las asignaturas de Letras, Pedagogía (su historia, derecho y legislación) y Caligrafía. 

El 17 de diciembre de 1928 se inauguraba la Asamblea Nacional del Profesorado de las Escuelas Normales. Carmen presentó una ponencia sobre la “Creación de una Escuela Normal Froebeliana” donde ponía sobre la mesa el deficiente estado de la enseñanza de párvulos y la ausencia de preparación en los programas del Magisterio para esta especialidad.

“La maestra de párvulos debe ser necesariamente fuerte y robusta porque su misión es fatigosa y la vida entre niños inquietos y revoltosos excita los nervios y agota las fuerzas, debe sentir profunda simpatía por los niños pequeños; tener una gran paciencia y entusiasmo y un buen humor constante. Debe, además, poseer ciertas disposiciones naturales: voz agradable, buen oído y aptitudes manuales, porque la música, el dibujo y los trabajos manuales constituyen la labor fundamental en escuelas de niños menores de siete años”.

Al concluir 1928, nos encontramos con que Carmen García Arroyo abandonaba la enseñanza de Geografía, para asumir la materia de Pedagogía, su Historia, Rudimentos de Derecho y Legislación Escolar en la Escuela de Ciudad Real.

En todos estos años, Carmen fue designada, en numerosas ocasiones y por diferentes tribunales, para participar en diferentes oposiciones convocadas para proveer plazas de maestros y otras tantas de directores de escuelas graduadas.

En 1933 obtuvo plaza en Guadalajara y en julio de 1936 fue designada miembro del Patronato de la Misericordia como docente de la Escuela de Magisterio Primario.

Sin embargo, con el inicio de la Guerra Civil llega el drama familiar. En agosto de 1936, Francisco Romero se hallaba en Pamplona participando en un congreso y jornadas pedagógicas organizadas por el gobierno republicano. En su deseo de volver a Guadalajara, el 20 de agosto, a su paso por Soria fue hecho prisionero y enviado a la prisión de Almazán. El 25 de agosto fue fusilado en el paraje soriano de “los Tomillares” en Covertelada . 

En 1939, Carmen García “abandonó Guadalajara, la dirección de la Escuela, su hogar, sus recuerdos y partió hacia Francia. El objetivo fundamental a aquellas alturas era preservar de tanto terror a su hija adolescente (Carmen Romero Arroyo)”.

Tras unos años, donde tuvo que sufrir un proceso de depuración, pudo normalizar su actividad intelectual. Así, en 1940, publicaba en Gerona sus “Apuntes de metodología de la Geografía”. Posteriormente en 1952 se trasladó a Tarragona consiguiendo que se le reconociese una merecida jubilación.

El 10 de septiembre de 1958, Carmen García Arroyo se despidió de su labor docente, vendió sus propiedades y se marchó tras las huellas de su hija que se había marchado a Chile. Esta docente española con un papel importante en la actividad docente del Ciudad Real de los años 20 y 30 falleció el 28 de septiembre de 1961.

FUENTES:

PÉREZ GONZÁLEZ, Isabel María (2018): “Francisco Romero Carrasco y Carmen García Arroyo, una comunión pedagógica truncada”, en Boletín de la Real Academia de Extremadura de las Letras y las Artes, tomo XXVI.

GARCÍA ARROYO, Carmen (1928): “Recuerdos e impresiones”, en Revista de Escuelas Normales, Junio-Septiembre de 1928, año VI, núm. 55.

https://institutomujer.castillalamancha.es/centro-de-documentacion-y-biblioteca-luisa-sigea/enciclopedia-de-mujeres-oliva-sabuco/mujeres/ciudad-real

ESCUELA UNIVERSITARIA DE FORMACIÓN DEL PROFESORADO DE CIUDAD REAL (1994): “Celebración del 150 Aniversario de la Fundación de nuestra Escuela”, en Plantel, Revista de la Escuela Universitaria del Profesorado de E.G.B. de Ciudad Real. Universidad de Castilla-La Mancha.

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