viernes. 03.05.2024

Cándida Córdova Pozuelo nació el 15 de febrero de 1804 en Valdepeñas, su nombre completo era Cándida Gregoria Faustina María de los Dolores. Era hija de Juan Félix Córdova Abarca y de Telesfora Pozuelo García, teniendo el domicilio familiar en la Calle Córdova (lo que demuestra el arraigo e importancia de su familia en la localidad) número 6. Los hijos de Juan Félix y Telesfora fueron tres: Rafael, María Dolores y la citada Cándida.

Desde niña se le atribuyen a Cándida una serie de carismas que marcaron su infancia. Tras la muerte de su abuelo, éste se le aparecía continuamente y en una de esas apariciones le reveló a la niña que ella tenía la facultad para ayudar a las almas del purgatorio, por las que debía de rezar y mortificarse. En otra ocasión, en Valdepeñas se escapó un toro bravo al que los vecinos no podían atrapar; la niña se fue hacia al toro, ante la mirada atónita de estos, y subiéndose al lomo condujo al toro mansamente para que fuese cogido.

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Otro de los carismas que empezó a despuntar en su niñez fue el de profecía, y así a dos de sus tías les avisó del momento exacto en que iban a morir. También le fue anunciada la muerte de su madre y así, el 13 de abril de 1820, Cándida queda huérfana al morir Doña Telesfora y tuvo que hacerse cargo de la casa y de la educación de su hermana María Dolores, de tan sólo diez años.

Desde muy joven manifestó su deseo de hacerse religiosa y consagrarse a Dios, pero su padre no aceptaba tal hecho.

El 15 de mayo de 1826 tomó el hábito en el Convento de Nuestra Señora de la Consolación de la Magdalena en Alcalá de Henares (Madrid), añadiendo al nombre de Cándida el de “San Agustín”.

Hay constancia de que, el 23 de abril de 1826, Domingo del Río Murga daba licencia para que tomara el hábito con la obligación de dar seis mil reales de dote y dos mil para gastos de noviciado. Ese mismo año enfermó gravemente y se le administró la extremaunción ante el temor de su inminente muerte. Sin embargo, recuperó súbitamente la salud, considerándose esta sanación como un hecho acaecido por la intercesión de San Diego de Alcalá.

El 20 de octubre de 1850 es elegida priora del Convento de Alcalá de Henares. Ella acepta el cargo aunque su deseo era fundar un convento en su localidad natal.

En 1852, el Ayuntamiento de Valdepeñas, presentó una solicitud a la Reina Isabel II pidiendo permiso para fundar en la villa un Convento de Religiosas Agustinas, que además de la actividad religiosa se dedicaría a la educación de niñas. En el deseo del concejo valdepeñero estaba que la Madre Cándida fuese la encargada de desarrollar este proyecto. Don Juan Alfonso de Castro será quien el 28 de febrero de 1853 compre el terreno del antiguo Convento de los Trinitarios, que estaba en ruinas, con el dinero que Madre Cándida iba recogiendo.

Mientras tomaba forma el proyecto, Madre Cándida se trasladó, a instancias del Arzobispado de Toledo, al  Monasterio de las Gaitanas de Toledo (antiguo Convento de Monjas Agustinas Calzadas de la Purísima Concepción).

En aquella época, la monja ya gozaba de una gran fama entre los fieles. Como decía Sor Dolores, su mano derecha, el locutorio de Madre Cándida “parecía un jubileo” por la de gente que solicitaba poder hablarle. Por entonces empieza a ser conocido el extraordinario don de la bilocación de que gozaba la Madre Cándida, siempre ejercido a favor de los más desfavorecidos.

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Entre los acontecimientos milagrosos que se le asignaron estaba cuando una mujer fue degollada por su marido, y Madre Cándida la asistió para que pudiera vivir hasta que llegara la policía, el sacerdote con el que se confesó y su mismo marido que ante lo extraordinario del caso le pidió perdón y fue perdonado por ella antes de morir. O cuando otra mujer que después de cinco días desaparecida, por indicación de Madre Cándida fue encontrada en un pozo, para sorpresa de todos, viva, sin ningún daño y asegurando que en el momento de caer fue sostenida por Madre Cándida. Algo similar experimentó un joven que bañándose en el río Tajo se ahogaba llevado por un remolino y en el peor momento sintió que una religiosa le agarraba con fuerza del pelo y desapareció después de salvarlo.

En 1855 acontece la muerte de la Superiora de la Gaitanas y la comunidad elige a la Madre Cándida como sucesora.

Otro impulsor y colaborador de Cándida fue su confesor, Cesáreo Humarán.

La Madre Cándida murió en Toledo el 30 de marzo de 1861.

Su devoción a San Diego de Alcalá y San Felipe Neri, así como a la imagen del Niño del Consuelo que se venera en el Convento de las Agustinas de Valdepeñas marcó su vida religiosa.

El 4 de marzo de 1861, el Ministerio de Gracia y Justicia pidió al Arzobispado de Toledo que resolviese el traslado de la madre Cándida al Convento en Valdepeñas, y así el 24 de octubre de 1876, el cadáver de la Madre Cándida recibió sepultura en Valdepeñas.

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FUENTES:

VASCO GALLEGO, Eusebio (1890): “Valdepeñeros ilustres: apuntes biográficos Madre Cándida de San Agustín". La voz de Valdepeñas.

ESTEBAN, Eustasio (1918). “La sierva de Dios Sor María Cándida de San Agustín, religiosa Agustina, fundadora del Convento de Agustinas de Valdepeñas: breves apuntes sobre su vida y virtudes, dones sobrenaturales y fama de santidad y de milagros”. Madrid: Imprenta Helénica.

HERVÁS POVEDA, Félix (1989). “Sor Cándida de San Agustín”. Cáceres: Editorial TAU. 

https://www.agustinassanmateo.org/wp-content/uploads/2018/04/candida_san_agustin.pdf

https://xn--agustinasvaldepeas-20b.es/madre-candida/

Archivo Parroquial de la Asunción de Nuestra Señora de Valdepeñas. 

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PERSONAJES Y LUGARES: Cándida Córdova Pozuelo 'Cándida de San Agustín'