Cuando Alfonso Doblado hace unos meses hizo público el hallazgo del águila bicéfala de aljófares de la Stma. Virgen del Prado, estaba casi convencido que ésta no sería la única de las piezas del joyero de la Patrona incautadas durante la Guerra Civil que se hubieran salvado de la desaparición. Me puse a investigar sobre este asunto, volviendo a las fotografías del Archivo Ruiz Vernacci, de autor y fechas de ejecución inciertas, aunque posiblemente de principios del siglo XX, cuyos positivos son películas plásticas en soporte de nitrato, y que se encuentran depositados en la Fototeca del Instituto del Patrimonio Cultural de España, tras la compra del citado archivo por parte del Estado en 1975. En estas imágenes aparecen una serie de joyas identificadas como pertenecientes al tesoro de la Virgen del Prado, de las cuales dieciocho piezas le fueron devueltas el 6 de septiembre 1940, que hoy luce en algunas ocasiones y cuya mayoría tiene desmontadas y engarzadas en las coronas y rostrillo de coronación.

Después de revisar una a una todas las piezas depositadas en el Museo Nacional de Artes Decorativas (MNAD) de Madrid, así como de los demás museos estatales, pude identificar como pertenecientes a la Virgen del Prado un total de trece, aparte del águila bicéfala de aljófares ya citado, todas en el MNAD. Inmediatamente comuniqué al presidente de la Ilustre Hermandad, don Jesús González Adánez, el hallazgo de las mismas, y me puse en comunicación con la directora del MNAD doña Sofía Rodríguez Bernis, quien me facilitó todos los medios para proseguir la investigación y documentación de las joyas. Tres de las joyas de la Virgen están expuestas en las salas del museo, las había visto en varias ocasiones, incluso fotografiado por mi interés en la joyería barroca, pero nunca las había asociado a las fotos que conocía del tesoro de la Virgen, todos las dábamos por perdidas.

Lamentablemente la información sobre las piezas es muy escasa, conservándose apenas las actas de entrada de estas joyas para la exposición de Orfebrería y Ropas de Culto, celebrada en el Museo Arqueológico de Madrid, en 1941, que nadie identificó ni reclamó, así como su depósito definitivo en el MNAD en 1946. Además, la información es incompleta e imprecisa, habiéndose perdido las fotografías y las numeraciones citadas en los documentos, más allá de las descripciones.

Se daba el caso de que algunas piezas de las fotografiadas en el Archivo Ruiz Vernacci, figuraban en las actas de depósito en el MNAD, no encontrándose en sus fondos. Así mismo aparecen fotografiadas en el Archivo Moreno en la exposición del año 191 del Arqueológico Nacional. Revisé las actas de devolución de joyas siendo hasta el momento imposible saber si estas fueron devueltas indebidamente a otras personas o entidades que las solicitaron, no es algo extraño, todo en torno a las devoluciones fue cuanto menos caótico. Faltan actas, y falta infinita documentación tras de la contienda, evidentemente tampoco existe acta de incautación ni otra documentación fidedigna. Todas estas actas se encuentran en el IPCE en el Archivo de la Guerra, cuyos técnicos me facilitaron en todo momento la consulta de sus fondos.

Tras la investigación de todas estas joyas, se procedió a hacer un dossier con toda la información y documentación que logramos recabar para presentar un informe al Ministerio de Cultura solicitando la devolución de las mismas, tras la publicación del Ministerio de Cultura de un listado de más de cinco mil piezas depositados en museos estatales provenientes de las incautaciones, con el fin de que los propietarios solicitasen su devolución, cumpliendo así lo prescrito en la Ley 20/2022, del 19 de octubre, de Memoria Democrática. Entre los documentos fotográficos que aportamos se encuentra una fotografía de la Virgen del Prado realizada por Jean Poujade en 1866, donde la Virgen aparece ataviada para la visita de la reina Isabel II, portando algunas de las joyas redescubiertas ahora.

Es indudable que el joyero de la Virgen debió ser muy extenso en cantidad y calidad, y estas piezas sólo serían una pequeñísima parte de las que componían este tesoro formado durante siglos por la devoción a la Virgen del Prado. La mayoría de las piezas son de oro, las menos de plata, con esmaltes, miniaturas y aljófares y otras piedras preciosas. Son piezas de uso civil por damas de la corte y de la nobleza, devocional y ornamental en la indumentaria femenina. Su recuperación supondrá que el joyero de la Virgen del Prado, se sitúe en cuanto joyeros históricos, puesto que hablamos de piezas que abarcan desde el siglo XVI al XIX, entre los más destacados joyeles con acervo histórico del país, puesto que la inmensa mayoría fueron pasto de la francesada o de la rapiña durante los años treinta del siglo XX y otros en robos de distinta índole como el de la Virgen de los Reyes de Sevilla. De este modo habría que situarlo junto con los joyeros de la Virgen de Gracia de Carmona, la Virgen de los Remedios de Antequera, la Virgen del Pilar de Zaragoza, la Caridad de Illescas, etc.

La importancia de las piezas identificadas se refuerza por la participación de varias de ellas en la Exposición El fulgor de la plata, organizada por la Junta de Andalucía, en la Iglesia de San Agustín de Córdoba en 2007, así como la aparición en estudios científicos sobre joyería, como La joyería española de Felipe II a Alfonso XIII, de Leticia Arbeteta, entre otros.