El origen de este edificio hay que situarlo, al menos, durante el siglo XV, pues en la visita del representante de la Orden de Calatrava a la localidad en 1500, manda agrandar el edificio inicial.
Con el paso de los siglos, hasta llegar a la iglesia con las trazas actuales, se sucedieron sucesivas ampliaciones.
A mediados del siglo XVI existen las referencias de la construcción de un nuevo edificio, quizá sobre el solar de la antigua iglesia. La totalidad o parte del coste de estas obras fue costeado por el legado instituido por el vecino García Padilla (fallecido en 1542), y la confirmación de las obras por parte del propio Rey Carlos I en 1553.
Desde entonces diferentes referencias a los avances en la construcción: El año de 1553 está reseñado en un sillar de la cabecera del edificio sobre un escudo con la Cruz de Calatrava y en 1559 se habla del acopio de piedra de Almadén para la edificación.
En 1589 las Ordenanzas de la local Cofradía de la Veracruz mencionan dos puertas que corresponden a los vanos laterales y evidencian que la fábrica ha superado el tercer tramo de la nave, adquiriendo el aspecto descrito en la visita de 1742 donde se indica que sólo quedaba por rematar un cuerpo de la torre, “que quedaría en bruto y sin campanas”.
De mediados del siglo XVIII tenemos la referencia de algunos aspectos del edificio: El ancho de la iglesia es de quince varas y tercia y su largo de cuarenta y cinco varas y dos tercias, toda de bóveda de un cañón.
La construcción se hizo en fases diferentes. En la primera se realizó el presbiterio, el primer tramo de la nave y el cuerpo inferior de la torre, todo ello con las esquinas rematadas con sillares y las cubiertas de bóveda de crucería, visible en la torre y oculta por la posterior de cañón en la nave. En la siguiente fase el ladrillo sustituyó a la cantería y se optó por la bóveda de cañón.
La tercera fase constructiva corresponde a los años 1794-1801 y afectó a la portada de los pies, los dos cuerpos superiores de la torre, el cerramiento de los tramos finales de la nave y la capilla del Santísimo que, durante el siglo XIX y primera mitad del XX, hizo las funciones de sacristía. Además, en estos años de finales del siglo XVIII, muchos de los materiales que se usaron en la obras de la iglesia procedieron del derribo de la antigua Ermita de San Juan.
La última modificación importante tuvo lugar en 1917, al edificarse un coro alto en el tramo final. En el último siglo se han realizado algunas actuaciones sobre el edificio aunque éstas no alteran la estructura de la fábrica de los siglos anteriores aunque sí el aspecto interior.
En cuanto a la descripción física del edificio, la iglesia es de nave única, con una planta alargada y un ábside poligonal, que se cierra mediante una bóveda de cañón con lunetos y seis arcos fajones que descansan en los contrafuertes y compartimentan el espacio interior en seis tramos, excluido el presbiterio.
Entre los contrafuertes se alojan capillas, que a lo largo de la historia han sido utilizadas como nichos, cubiertas con bóvedas de cañón.
Dispone de una serie de arcadas de medio punto que sustentan la bóveda del coro cuyo acceso se realiza mediante una escalera de caracol pegada al muro en unos de los habitáculos anejos.
Rompiendo la simetría de la planta y adosadas al primer tramo de la cabecera, se encuentran una torre de tres cuerpos y una capilla cubierta con cúpula de media naranja sobre pechinas. La fábrica, de mampostería con sillares o ladrillos en las esquinas, se caracteriza por su solidez y simplicidad.
Si algo destaca del interior de la iglesia es la acusada falta de ornamentación. Una moldura recorre los muros laterales y, casi en el olvido, quedan unas antiguas pinturas descubiertas hace unas décadas y que fueron tapadas.
FUENTES:
CABRERA GÓMEZ, Isabel. y PENAS GUTÍERREZ, Elia. (1998): “Agudo. Una villa de la Encomienda Mayor de Calatrava”. Diputación Provincial de Ciudad Real.
