sábado. 27.04.2024

Desde muy joven demostró sus dotes para el dibujo. Esta vocación artística no pasó desapercibida para su profesor Miguel Pareja Reyes, quien estimuló esta pasión a pesar de la opinión negativa de su padre, que lo consideraba una pérdida de tiempo e hizo que ya en 1915 abandonara la escuela primaria para trabajar en las viñas de la familia.

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Esta experiencia en el campo le permitió comprender perfectamente la sociedad de su época y le sirvió de inspiración para desarrollar después la temática de sus obras. Como el propio artista afirmaría más adelante, “…he conocido a mi época y he procurado siempre interpretarla, a mi manera, pero conociéndola bien”.

En 1925 se inició su periodo de formación en Ciudad Real y Madrid.

López Torres comenzó su andadura académica en la Escuela de Artes y Oficios de Ciudad Real donde recibió clases del propio Ángel Andrade. Los trabajos que realizó durante su estancia en la ciudad manchega ganaron en confianza y pusieron de relieve el compromiso de López Torres con su realidad cercana, sin dejarse influenciar por ninguna tendencia pictórica concreta.

De esta primera época destacan entre sus obras su “Venus de Arlés” (1925) y “Torso belvedere” (1925). Profundizó en la técnica del retratos, como el de “La abuela Alejandra haciendo punto” (1924); y se inició en el género del bodegón, como muestra su “Bodegón con frutero, jarra y vaso de vino” (1925), aunque tampoco abandonó el paisaje.

En 1926 se marcha a Madrid tras superar la prueba de acceso a la Escuela de Bellas Artes de San Fernando. Allí continuó con su formación de la mano de profesores como los ilustres Julio Romero de Torres, Moreno Carbonero, Manuel Benedito o Cecilio Pla y Gallardo.

Los cinco años que estuvo en la capital le sirvieron para producir obras más elaboradas, con mayor limpieza técnica y armonía en el uso de colores, sin la acumulación propia de su etapa de intuición autodidacta, y con un dominio total del claroscuro.

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De esta época hay que destacar obras como “Venus de Milo” (1926), que sirvió como prueba de acceso a la Escuela de Bellas Artes de San Fernando y “Bodegón con mascarilla” (1927), obra con la que obtuvo el Premio Molina Higueras de la Escuela de Bellas Artes.

En 1931 regresó a Tomelloso ya que, en palabras del propio artista, “… necesito vivir en Tomelloso. Es donde me siento a gusto, donde puedo pintar sin prisa”.

López Torres siguió cultivando los mismos géneros que ya eran habituales en su pintura: el bodegón, como “Bodegón con bandeja de plata” (1931); el retrato, como “Retrato de un anciano” (1931) o “La abuela Juana” (1934); y el paisaje, como “Llanuras de La Mancha” (1932) o “Juegos de niños” (1935), con el que ganó el primer premio de pintura del II Concurso de pintura y dibujo, escultura y arte decorativo celebrado en Ciudad Real.

Además, en estos años compaginó su producción artística con su trabajo como profesor en el Instituto de Segunda Enseñanza de Tomelloso, lo que le permitió vivir de la docencia sin necesidad de vender sus cuadros, algo a lo que se mostraba reacio porque se perdía la autenticidad de la obra.

El año 1935 también marcó la carrera artística de López Torres con su primera exposición individual celebrada en el Círculo de Bellas Artes de Madrid desde diciembre hasta enero de 1936.

En el contexto de la Guerra Civil, el pintor fue destinado a la Comandancia de Ingenieros de Almadén en misión de Teniente Cartográfico en 1938, pero un accidente de coche hizo que fuese ingresado en el Hospital de Almadén.

Tras la guerra, en 1940, a López Torres le fue concedida la beca “Conde de Cartagena” convocada por la Real Academia de Bellas Artes de San Fernando para ampliar sus estudios. Disfrutó de esta beca en la isla de Mallorca. Ejemplo de esta época es su obra “Vista de Palma de Mallorca” (1941).

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Tras su vuelta a Tomelloso en 1942, retomó su actividad docente en el Colegio Santo Tomás de Aquino, donde tuvo como alumno a su sobrino Antonio López García, a quien estimuló para que desarrollara su vocación artística cuando descubrió su talento. Tampoco abandonó su gran pasión y pintó óleos como “Mujer vendimiando” (1946), “Siesta en la era” (1946) o “Niño bebiendo agua de un cubo” (1946).

A partir del año 1948 se observa una evolución en su obra, cómo todas las anteriores características de su pintura se depuran, se vuelve suave, atmosférica, fluida y abandona los asuntos más concretos y representativos para profundizar en el paisaje más lírico e íntimo.

En estos años López Torres continuó ejerciendo como profesor de Dibujo en Daimiel, después en Santoña (Santander), para terminar en Ciudad Real y Madrid hasta su jubilación en 1972.

De esta época tenemos su “Paisaje de vendimia en la Garza” (1969). Sin embargo, no solamente se centró en el dibujo de paisajes ya que de esta época también data uno de los retratos a lápiz más conocidos y de gran ternura, “Niño dormido” (1970).

En octubre de 1978 el artista decidió donar a Tomelloso el legado artístico que nunca había querido vender para que todos sus vecinos y visitantes pudieran disfrutar de la esencia más pura y realista de su visión del arte. Esta donación se completó en octubre de 1983 y quedó expuesta en el museo que llevaría su nombre, inaugurado el 19 de abril de 1986.

La ciudad de Tomelloso siempre se mostró muy agradecida por la labor del artista y, además de nombrarle Hijo Predilecto en 1948 y dedicarle una calle en 1962, le concedió su Medalla de Oro en 1979. Sin embargo, los reconocimientos por toda su trayectoria artística no llegaron solo desde su ciudad natal, también recibió el título de Castellano-Manchego de Honor que otorga la Casa de Castilla-La Mancha en Madrid y fue nominado como candidato al Premio Príncipe de Asturias de las Bellas Artes en 1984.

Su última obra, e inacabada, fue su lienzo “Panorámica urbana de Tomelloso” (1984). Antonio López Torres falleció el 15 de noviembre en su casa de Tomelloso. La capilla ardiente se instaló en el propio Museo Antonio López Torres.

FUENTES:

ARTEAGA SÁNCHEZ-GUIJALDO, Valentín (1992): “Antonio López Torres: retrato y fábula de un pintor de Tomelloso”. Área de Cultura de la Diputación Provincial de Ciudad Real

BONET CORREA, Antonio (1984). “Antonio López Torres, pintor del realismo cotidiano”. Fundación Cultural de Castilla-La Mancha. Madrid.

https://www.academiacolecciones.com/fotografias/inventario.php?id=F-0137 

https://entomelloso.com/2021/tomelloso/conocer-tomelloso-y-sus-artistas-antonio-lopez-torres/382615/

http://museoantoniolopeztorres.es/es/biografia-antonio-lopez-torres

https://www.expansion.com/fueradeserie/personajes/2016/01/19/5672b8cd46163f64258b457d.html

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