viernes. 29.03.2024

Luisa de la Cerda fue hija del II Duque de Medinaceli, Don Juan de la Cerda, y de su segunda mujer, Doña María de Silva y Toledo, perteneciendo a una de las familias de España de más rancio abolengo y más elevada renta. Sin embargo, la vida de Doña Luisa  es una muestra de desdicha familiar.

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A una edad muy joven quedó embarazada del Príncipe de Mélito, Don Diego Hurtado de Mendoza, noble reconocido por su carácter mujeriego que estaba casado con Doña Catalina de Silva, prima hermana de Luisa, y que era el padre de Ana de Mendoza, la que décadas después fuese la Princesa de Éboli.

De ese embarazo nació Isabel de Mendoza, que sería apartada de su madre y criada por la familia de Don Diego.

“La madre de doña Isabel había sido doña Luisa de la Cerda,

hija de don Juan de la Cerda y doña María de Silva,

duques de Medinaceli, porque aviendo muerto el duque y siendo de poca edad doña Luisa,

el príncipe de Mélito las asistió mucho y tuvo gran correspondencia en la casa […].

Y, en este tiempo, uvo doncella a doña Luisa […]

la cual parió en Madrid a doña Isabel de Mendoza»

Este episodio, muy controvertido en la sociedad de la época (1544) precisó de una solución políticamente correcta que acaeció con el matrimonio de Doña Luisa de la Cerda y el viudo Don Antonio Ares Pardo, Mariscal de Castilla y sobrino del Cardenal Tavera.

De este matrimonio, que duraría 14 años, nacieron hasta siete hijos. Tres de ellos fallecieron a muy corta edad: Fernando, Diego y Guiomar; mientras que los otros cuatro vivieron en el palacio toledano de la familia: María, Juan, Catalina y Guiomar.

Pero siempre la tragedia estuvo presente en la familia. Con 15 años falleció una de estas hijas, Doña María Pardo de la Cerda, que había sido casada “previa dispensa papal”, cuando aún no había cumplido los 12 años.

En 1571 falleció otro de los hijos, Juan Pardo, con 21 años; y en 1578 Catalina Pardo, la soltera más pequeña.

De los siete hijos, sólo Guiomar Pardo fue la única que sobrevivió a su madre, casándose primero con Juan de Zúñiga Requesens (1574), en segundas nupcias con Juan Enríquez de Guzmán (1578) y en terceras nupcias con Eduardo de Braganza, Duarte de Portugal y Marqués de Frechila (1606). En los tres matrimonios nunca hubo descendencia, con lo que la máxima aspiración de toda familia noble, la de perpetuarse, quedaría frustrada.

El Marquesado de Malagón, otorgado a la familia Pardo Tavera en 1599, quedaría vacante al extinguirse esta línea Ares Pardo – de la Cerda.

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Si destaca algo, fundamentalmente, de la biografía de Doña Luisa de la Cerda es su íntima amistad con Santa Teresa de Jesús. Son siete las cartas que se conservan de la Santa a Luisa, y además esta mujer es mencionada en diferentes momentos en las obras de Santa Teresa. Entre ambas mujeres hubo una estrecha relación de amistad, iniciada gracias a la intervención del Provincial de los Carmelitas, Ángel de Salazar. Como muestra de esta relación, en 1562 Santa Teresa pasó casi siete meses en el palacio de Doña Luisa en Toledo.

A este palacio llegaría Santa Teresa a comienzos del año 1562. Actualmente, el edificio es conocido como la “Casa de Mesa”, siendo propiedad de Antonio Ares Pardo desde 1558. Santa Teresa alaba la figura de Doña Luisa diciendo de ella que es una mujer “buena y muy temerosa de Dios” y destaca de ella que una de las mujeres “principales del reino, creo hay pocas tan humildes, y de mucha llaneza”.

De la hija que tuvo con Don Diego de Mendoza y que apartada de ella, tuvo descendencia. Así en 1629, un nieto de doña Isabel, Don Diego de Bernuy, solicitó le fuera concedido el hábito de la Orden de Santiago: Se hizo expediente sobre su limpieza y pureza de sangre, asunto que le fue favorable sin que pesara como aspectos negativos la ilegitimidad de la madre.

Luisa de la Cerda falleció en 1596.

FUENTES:

https://delaruecaalapluma.wordpress.com/2013/06/18/dona-luisa-de-la-cerda-mi-senora-y-amiga-i/

https://realacademiatoledo.es/la-casa-de-mesa/

PERSONAJES Y LUGARES: doña Luisa de la Cerda