Si miramos a nuestro alrededor, veremos que vivimos en una sociedad muy preocupada por el medio ambiente. Pero que a la vez tiene en sus manos los mecanismos para poder proteger y monetizar las prácticas sostenibles.
La situación de los activos agrarios y ganaderos por diversos motivos es bastante sobrecogedora en los últimos tiempos.
Cada vez hay más exigencias medioambientales, que a veces, son imposibles de cumplir. Una batalla con el campo medioambiental que es inevitable.
Por eso, nacen nuevas tendencias, con recompensas financieras, que en el futuro serán obligadas. Invertir con conciencia generando nuevas oportunidades de rentabilidad en los cultivos, es una nueva opción, muy apetecible para ciertos sectores de la sociedad. Las grandes empresas tendrán la intención de comprar créditos de carbono para compensar las emisiones de gases invernaderos, llevando a cabo su propia transición energética.
Una estrategia alineada con la lucha contra el cambio climático, la agenda 2030 y el enfrentamiento con otros problemas sociales a nivel europeo e internacional.
Por todo esto, emerge el concepto de sostenibilidad, una palabra muy de moda, que nos dará mucho de qué hablar en los próximos años.
Si la aplicamos al sector agrario, se nos viene a la cabeza que son buenas prácticas para mejorar el uso eficiente del agua, la eficiencia energética, la gestión de los recursos, la biodiversidad y la calidad del suelo. Pero que también viene acompañada de una gran rentabilidad. Fondos que se comercializarán con la etiqueta de verdes o de sostenibles.
¿Cómo afectará esto a un cultivo?
El futuro de cultivos como el olivar, el almendro o el pistacho, pasa por la captación de carbono, secuestrando C02 y almacenándolo en el suelo. Se generarán créditos de carbono adoptando buenas prácticas climáticas.
Se generará una rentabilidad añadida junto con la de las cosechas obtenidas.
El suelo de nuestros cultivos podría ser un gran aliado frente al cambio climático.
¿Cómo se podrán beneficiar los agricultores?
Recibirán una compensación económica por sus prácticas agrarias y ambientales, tanto al recibir subvenciones de la nueva PAC con los eco-regímenes como entrando en los mercados de carbono, ya que se podrán vender al mejor postor.
Esto nos quiere decir que la agricultura es una nueva vía para cuidar el medio ambiente y generar rentabilidad cuidando el entorno que desarrollamos.
Es decir, una actividad agraria con rentabilidad económica que no cuide el medio ambiente no llegará muy lejos.