domingo. 28.04.2024

RAMÓN ROMERO GÓMEZ, el alumno más longevo de la UCLM: “Los jóvenes son fabulosos, trabajadores y estudiantes; colaboro con ellos en todo lo que pueda”

Buena persona, trabajador, inquieto, inteligente, perspicaz, de espíritu joven, con grandes dotes de saber estar, con enormes actitudes y aptitudes aunque él sea modesto y no quiera reconocerlo, aprendiz de mucho y maestro de más… Ramón Romero Gómez (Fernán Caballero, 1941) ha trabajado 38 años en la Diputación de Ciudad Real, en la Imprenta Provincial donde llegó a ser jefe de servicio, colaborando los fines de semana en el negocio familiar, Floristería Santa Elena en plaza Mayor, donde a lo largo del tiempo recorrió casi tres millones de kilómetros en viajes a la búsqueda del mejor género. Con la jubilación y la pronta viudedad lamentablemente, Ramón se embarcó en lo que le gustaba: aprender y aumentar la sabiduría que dan los libros, que ya de la vida lleva algo de ventaja. A sus 82 años, ha concluido en el campus de Ciudad Real de la UCLM Derecho y máster; Relaciones Laborales y este mes empieza el tercer curso de Administración y Dirección de Empresas. Once años de trabajo, investigación y estudio, con resultados magníficos, de sobresaliente. Conozcamos un poco más al alumno más longevo de la Universidad de Castilla-La Mancha.  

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Ramón Romero Gómez, en las instalaciones de la Revista Ayer&hoy, ayeryhoynews y Kiss FM Ciudad Real (Fotos: Ayer&hoy)

Pregunta.- ¿Siempre has tenido inquietudes por estudiar?

Respuesta.- Lo cierto es que sí, pero he ido a destiempo. Casi todo lo que he estudiado, lo he hecho después de trabajar y me explico. Mi padre era ferroviario y nos instalamos definitivamente en Ciudad Real cuando cumplí 11 años, después de pasar por Fernán Caballero, donde nací, y Puertollano. Con sólo 13 años ya estaba trabajando en la desaparecida imprenta de Rafael Navarro, en la calle Toledo. De ahí pasé a Gráficas Cervantes y luego a la Diputación, con 15 años ya estaba dado de alta. El mismo día de mi 27 cumpleaños tomé posesión de mi plaza en la Imprenta Provincial, donde he llegado a ser jefe de servicio. Pasé por oposición directamente, pero no me lo pusieron fácil porque la plaza tenía nombre y apellidos. Finalmente, el tribunal me la dio a mí ante la evidencia de mis resultados en el examen teórico y práctico, bastante mejores que los del otro aspirante.

Recibí la mención honorífica en Derecho, en Relaciones Laborales tuve un 9 de nota final y ahora en ADE voy a por matrícula 

Debido al trabajo, me apunté al bachillerato nocturno, soy de la segunda promoción de Ciudad Real, con la reválida completa. De la imprenta iba al Instituto Juan de Ávila (único por aquellos tiempos) por lo que muchos días tenía que quedarme hasta las dos de la madrugada; una vez realizado el bachiller me matriculé en Magisterio, del cual tengo casi el primer curso. El gobernador civil de entonces (1956-62), José Utrera Molina -que fue ministro de Vivienda en la dictadura de Franco-, y el delegado de Juventudes, Enrique Navarro, nos pagaron a 12 o 13 chavales los libros y dos profesores, el de Filosofía y Matemáticas, de su pecunio particular. Al ser trasladados de sus puestos a otra provincia, lo tuve que dejar por falta de medios económicos. Después, en Diputación, al estar en la imprenta junto con el colegio de Salesianos, daba clases por la tarde a los chicos de taller y tecnología; tuve que matricularme en FP de Artes Gráficas de primero y segundo grado para poder firmar las notas. Con el tiempo dejé las clases en la Diputación, prefería ayudar a mi mujer en la floristería.

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Ramón Romero, delante de su facultad en el campus de Ciudad Real (Foto: Ayer&hoy)

P.- Cuando te jubilaste, ¿fue tu primera opción matricularte en la UCLM?

R.- Esperé cuatro años a que se jubilara mi mujer, pero tuve la desgracia de que a los 6 meses de jubilarse, mi esposa falleció y me quedé viudo, entré en depresión, mis hijos querían ayudarme, me dijeron que fuera al psicólogo. Pero yo no quería nada con los psicólogos.

Ya había estado en la Universidad de Mayores José Saramago por lo que, con la misma matrícula, pasé a la UCLM como alumno adjunto de la Universidad de Mayores. He sacado Derecho completo, me dieron la mención honorífica defendiendo mi trabajo fin de grado; en Relaciones Laborales me dieron un 9 como nota final y ahora en ADE voy a por matrícula de honor. De hecho, en ADE me tocó el primer ejercicio sin grupo asignado ni nada y el profesor me puso un 9,8, la puntuación máxima.

Llevo once años en la UCLM, terminaré el año próximo el grado de ADE si no pasa nada, porque ánimos no me faltan

P.- ¿Cuántos años llevas estudiando en la Universidad?

R.- Once años en total. Cuatro años Derecho y un año más para el máster, no quise hacer el examen de Estado con el fin de evitarme compromisos; luego continué con el grado de Relaciones Laborales y Desarrollo de Recursos Humanos, con la mala suerte de que cuando tocaba graduarnos llegó la pandemia, nos metieron a todos presos el 14 de marzo...

P.- Qué buena observación, presos…

R.- Es que fue así, nos dejaron presos a toda la población española, no se podía salir de casa. Personalmente tuve que apañármelas solo, mi hija pequeña se tuvo que ir de casa, era enfermera y se buscó un piso para no contagiarme.

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Ramón Romero y el entonces rector de la UCLM, Miguel Ángel Collado, en la imposición de la beca de Derecho 

P.- Entonces, 11 años en la Universidad y los que te quedan…

R.- No, me quedan dos años. Este mes de septiembre comienzo el tercer curso de ADE y terminaré el próximo año si no pasa nada, porque ánimos y ganas no me van a faltar; de hecho, soy quizá el alumno que menos falta a clase siendo el mayor de todos. Cuando termine el grado tendré ya 85 años y no soy ningún niño.

Ahora tengo la dificultad del idioma, hay una asignatura en inglés, hice un curso y estoy con ello, también está Don Google, me costará más o menos trabajo, pero lo sacaré. No es la primera vez que me enfrento a tener que aprender algo por obligación. La informática nunca ha sido santo de mi devoción, pero por necesidades del oficio en la imprenta tuve que aprender.

P.- ¿Te ha cambiado en algo el bagaje universitario?

R.- Para mí no ha cambiado nada, cuando enviudé, la soledad que queda es enorme, estuvimos 50 años juntos. Cuando me dicen “¡qué mérito el tuyo!”, yo creo que no tiene ninguno, cualquiera puede hacerlo. Eso sí, presumo de ser el alumno más mayor de toda la Universidad de Castilla-La Mancha, no oficialmente, pero sí oficiosamente, pues la mayoría de mis trabajos los firmo como ‘alumno de la Universidad de Mayores José Saramago adjunto a la UCLM’.

Este año he trabajado mucho, una profesora de ADE me pidió si era capaz de hacer un proyecto de empresa, se lo hice, me contestó que, con un par de páginas más valdría de TFG (Trabajo Fin de Grado). A otra profesora le contesté los 40 ejercicios tipo test y además le corregí las preguntas que no estaban bien formuladas y le expuse los motivos. A posteriori, en el aula comentó que era el primer alumno en 20 años de profesión que le había completado todos los ejercicios. En Contabilidad tuve que investigar y leer mucha prensa económica, como hago habitualmente cada día (Esteban me los guarda); debía desarrollar tres ejercicios sobre absorción y unión de empresas, valores de acciones, ajustes… los más difíciles que te puedas echar a la cara, con una presentación que hice a la altura de mi oficio como impresor. También investigué mucho el caso de tres bancos, el Deustche Bank, el Suisse Bank y el Silicon Valley Bank, los dos primeros actuaron mal, con sinvergonzonería por parte sus directivos, pero solo cayó el tercero, el más honrado.

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Ramón en el paseo central del Rectorado de la UCLM (Foto: Ayer&hoy)

P.- Aparte de en las aulas, ¿te relacionas en la cafetería con los alumnos y/o profesores?

R.- Claro, normalmente estoy más con los alumnos, con mis compañeros de clase, pero me relaciono perfectamente con todos. La gente mayor me pregunta cómo me encuentro con los jóvenes, pues muy bien. Es muy sencillo, sólo hay que saber estar con los chicos, aceptarlos tal y como son y ellos te aceptarán tal y como eres, tú te adaptas a ellos y ellos se adaptan a ti.

P.- ¿Cómo ves a la juventud?

R.- Hay una juventud fabulosa, trabajadora y estudiante, muchos de los jóvenes trabajan a la vez que estudian. La gente de mi edad cree que la juventud son los 4 gamberretes, que los hay, pero la mayoría son buenos chicos, trabajadores y estudiantes, y yo los alabo. Y colaboro con ellos en todo lo que pueda. Pero también aprendo de ellos, aprendo a saber estar, a saber compartir la vida; pues, aunque me veas con esta edad, soy de espíritu joven, yo me voy a la ‘cervezada’ con ellos, estoy un par de horas y tan a gusto.

Tras quedarme viudo, busqué lo que me gustaba, la Universidad; no le veo mérito ninguno, ha sido mi medicina

Algunos mayores ponen el grito en el cielo, pero les pongo una comparación, cuando nosotros éramos jóvenes también hacíamos trastadas y a lo mejor peor que las de ahora, saltábamos al corral del vecino a coger la gallina, o a robar uvas, son distintas trastadas, pero de una forma u otra son lo mismo. Han cambiado los tiempos y la forma de hacerlo, pero las trastadas se han hecho y se siguen haciendo, hay que comprenderlo y hay que saber adaptarse. Lo que no hay que hacer es creerte superior por ser mayor, no, no, primero te pones al nivel suyo y los respetas como ellos te respetan a ti. En clase me llevo fabulosamente bien con mis compañeros, colaboro con los grupos, soy uno más en los trabajos de equipo y acepto lo que me digan; lo que no se puede hacer es imponer ciertas cosas a los jóvenes por el mero hecho de ser tú mayor y ellos jóvenes, no, cuidado, puedes hacerles ver las cosas, recomendar, darles consejos, pero de ahí no te pases porque sólo conseguirás que te odien y no quieran ni verte. Si colaboras con ellos en igualdad de condiciones, sin querer sobresalir por el hecho de ser mayor, respetando sus derechos. Esto para mí es primordial.

Con los profesores tampoco ningún problema. A algunos docentes que han explicado episodios recientes de España les he comentado la necesidad de mirarlos bajo el prisma de la realidad, pues son episodios que yo he vivido personalmente, como el de la Transición Española. Recuerdo que pregunté a un profesor de Sociología, del grado de Relaciones Laborales, qué ejercicio final me iba a mandar, y me contestó “¿Y si te mando a hacer puñetas, cómo quieres que te pida un ejercicio si en tu profesión ya desarrollaste todo lo que se ha explicado en clase?”, era el jefe de Recursos Humanos de la Diputación y sabía que lo que había explicado en clase yo lo había puesto en práctica en mi trabajo en la Diputación, donde contendía con veinte y tantas personas del taller de la imprenta.

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Con la beca del Grado en Relaciones Laborales y Desarrollo en Recursos Humanos, promoción 2016-2020

P.- ¿Qué ha significado para ti adoptar esta decisión y llegar a estudiar tres carreras universitarias?

R.- El psicólogo me hubiese mandado pastillas para atolondrarme o me hubiese recomendado que pensara en otras cosas. Pero yo busqué mi propio camino, el que quería, irme a la Universidad a aprender, a contender con gente joven y a espabilarme. Cuando me dicen que tengo mérito, yo no lo veo así, todo lo contrario, para mí ha sido MI MEDICINA. No es ni más ni menos que eso. En vez de sentarme en la plaza del Pilar y ver pasar a uno y a otro, prefiero estar en la Universidad y aprender.

P.- En esta charla que estamos teniendo, a esa gente mayor de tu edad que por lo que fuera ha trabajado toda su vida y no ha tenido la oportunidad de aprender a leer o a escribir y se ha puesto ahora a ello, ¿qué les dirías?

R.- Me lo acabas de decir tú misma, el querer es poder. Por desgracia, en mis tiempos tenías que trabajar antes que ir al colegio, pero es bueno que la gente tenga voluntad para aprender a leer y a escribir. Hoy en día, el que se queda analfabeto es por no querer trabajar, hay muchísimos medios para poder hacerlo. A mí siempre me ha gustado estudiar, y en vez de irme con los amigos, me iba al instituto Juan de Ávila y salía a las 2 de la madrugada.

Lo que he hecho yo lo puede hacer cualquiera, estudio porque me gusta, disfruto con ello, me engrandezco en sabiduría y en conocimiento, en ayudar a la gente joven y en dar ejemplo, que a mi juicio es también una forma de enseñar. He tenido profesores que han sido compañeros de instituto de mis hijos, pues perfecto; es primordial saber estar, respetar, no he hecho nada que no pueda hacer otra persona.

Mis hijos al principio ponían el grito en el cielo, pero ahora están muy orgullosos de su padre, igual que yo de ellos

P.- El estudio y el trabajo te habrán ayudado en la memoria…

R.- La memoria es igual que todas las cosas, si la trabajas no la pierdes, incluso hay momentos en que la recuperas y todo eso hay que tenerlo en cuenta. Por mi oficio, ha pasado por mis manos el Boletín Oficial de la Provincia y algunas cosas se han retenido en mi memoria, que luego me vino bien para Derecho.

De lo que más orgulloso me siento es de haber podido ayudar a la juventud, mientras pueda lo voy a seguir haciendo, también he tenido profesores con los que he colaborado y otros que se han dejado aconsejar, siempre con el pertinente razonamiento y demostración. No se me ocurre contradecir a un docente y menos en el aula. En cierta ocasión le dije a uno que si yo hablaba mucho me hiciera una señal en clase para dejar al resto del aula participar, y me la hizo.

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Ramón Romero está preparado, con ganas e ilusión de comenzar 3º de ADE (Foto: Ayer&hoy)

P.- ¿Qué dicen tus hijos de todo esto?

R.- Al principio ponían el grito en el cielo, pero ahora están muy orgullosos de su padre. Mi hija me dice que soy una enciclopedia con patas (cosa incierta y exagerada). En la graduación de Derecho, por protocolo, me debía imponer la beca el decano de la Facultad, pero fue el rector en persona, Miguel Ángel Collado, quien me felicitó y me la impuso. El Paraninfo se vino abajo, a mi hijo se le cayeron las lágrimas de la emoción.

Yo también estoy orgulloso de ellos, nunca me han dejado abandonado, todas las noches me llaman, mis hijos son mis hijos, además tengo una nieta, he contendido poco con ella, tengo un defecto, no soy muy niñero, pero no consiento que hagan daño a los niños, he llegado a discutir con padres por ello.

RAMÓN ROMERO GÓMEZ, el alumno más longevo de la UCLM: “Los jóvenes son fabulosos,...