lunes. 12.05.2025

Brazatortas ha abordado también en el marco de la II Feria de la Caza que organiza el Ayuntamiento de la localidad, una esclarecedora ponencia en torno a la sanidad animal en la comarca del Valle de Alcudia y Sierra Madrona y que llevaba por título ‘Ecología y control integrado de garrapatas en la Finca La Garganta. Aplicaciones en ganadería’.

Una charla de actualidad ante la creciente problemática que suponen estos ectoparásitos, por las pérdidas directas que ocasionan y por su papel de vectores de enfermedades, que fue ofrecida por las doctoras en Veterinaria Nélida Fernández Pato, profesora titular de Parasitología en la Universidad Alfonso X El Sabio, y María Sánchez Sánchez, veterinaria e investigadora al frente de la gestión sanitaria de la prestigiosa Finca La Garganta.

El alcalde de la localidad, Pablo Toledano, no solo dio la bienvenida, sino que también expresó su gratitud hacia las ponentes y a Finca La Garganta, cuyo administrador, José María Tercero, siguió con interés la charla desde el público, entre los que había otros veterinarios, especialistas, ganaderos y personal de la Oficina Comarcal Agraria.

Nélida Fernández Pato sentó las bases con una exposición detallada sobre la biología de las garrapatas, desmitificando algunas creencias populares, explicando que la inmensa mayoría de la población de estos parásitos, hasta incluso el 95%, reside en el medio ambiente en sus estadios más jóvenes y difíciles de detectar, mientras que solo el 5% se encuentra visible sobre los animales.

La confluencia de factores como el cambio climático, que alarga sus periodos de actividad, una mayor concienciación ciudadana y, por supuesto, el avance en la investigación, ha generado un creciente interés en torno a esta problemática de la sanidad animal, sobre todo porque las garrapatas son transmisoras de múltiples patógenos.

Citó así patologías como la ‘enfermedad de Lyme’, la ‘fiebre Q’ producida por ‘Coxiella burnetii’ o la preocupante fiebre hemorrágica de Crimea-Congo, vinculada al género ‘Hyalomma’, muy prevalente en la Península Ibérica.

Sin embargo, aportó un matiz crucial al referir que “no todas las garrapatas están infectadas, y de las que lo están, no todas poseen la competencia vectorial necesaria para transmitir la enfermedad”. Incluso, señaló que en regiones endémicas una exposición controlada a bajas cargas de garrapatas portadoras de ciertos parásitos, piroplasmas por ejemplo, puede inducir una especie de “efecto vacunal” en el ganado.

Ante productos químicos cada vez más limitados, con apenas cuatro principios activos efectivos y crecientes resistencias, Fernández Pato defendió la necesidad imperante de un “control integrado”, combinando múltiples estrategias de forma sinérgica, no para exterminar, sino para mantener poblaciones de garrapatas en niveles bajos y manejables.

El testigo lo recogió María Sánchez Sánchez, quien expuso la realidad más práctica de La Garganta. Con 15.000 hectáreas de extensión en los términos municipales torteño y almodovareño, limítrofe con Córdoba y atravesada por el río Guadalmez, esta finca ecológica es un laboratorio natural para el estudio de la fauna autóctona, que incluye ciervos, corzos, jabalíes y una población estable de lince ibérico.

La profesional relató cómo desde 2007 llevan a cabo estudios pormenorizados sobre las poblaciones de garrapatas, empleando técnicas como el “muestreo de bandera” en la vegetación, al ser la hojarasca uno de sus hábitats predilectos, y el meticuloso examen de animales, incluyendo el colgado de ejemplares abatidos para recolectar los parásitos que se desprenden de sus cuerpos.

Trabajos que han logrado identificar cinco géneros principales presentes en la península, con una clara predominancia de ‘Hyalomma lusitanicum’ y la emergente ‘Hyalomma marginatum’, ambas bajo lupa por su potencial vector de la fiebre hemorrágica.

Gracias a estos estudios fenológicos, se ha determinado que las garrapatas alcanzan su pico en la vegetación en mayo, mientras que la máxima carga sobre los animales se observa en julio, información vital para optimizar los tratamientos.

Sánchez no escatimó en detalles al describir los diversos ensayos de control llevados a cabo, desde comederos de acceso selectivo con acaricidas biológicos como el ‘spinosad’ o el ácido oxálico, pasando por dispositivos de contacto como esponjas impregnadas en aceite de neem o rodillos, hasta la pulverización de ácido oxálico y el uso de hongos entomopatógenos como ‘Beauveria bassiana’ en madrigueras.

Si bien reconoció que la pulverización del ácido oxálico mostró una reducción significativa de un 60% en algunas zonas, subrayó los “enormes desafíos logísticos y económicos” que implica aplicarlo en una superficie tan vasta y en un ecosistema que se busca preservar, además de la dificultad de acceso a zonas boscosas o la lenta acción de los hongos.

La parte final de la charla se dedicó a la prevención en humanos pues Fernández Pato ofreció consejos prácticos como vestir ropa clara y larga, utilizar repelentes específicos con la concentración adecuada de DEET, y, fundamentalmente, cómo extraer una garrapata correctamente.

Sugirió en este sentido hacerlo tirando de forma perpendicular y constante, lo más cerca posible de la piel, sin aplicar aceite, alcohol o quemarlas, ya que estas prácticas pueden inducir la regurgitación de los patógenos.

El coloquio posterior fue un reflejo de las inquietudes del sector. Los ganaderos presentes expresaron la complejidad de trasladar muchas de las recomendaciones de control ambiental a sus explotaciones, dadas las limitaciones de mano de obra, los costes y las restricciones normativas. Y se puso de manifiesto la necesidad de soluciones innovadoras, efectivas y sostenibles, que permitan un manejo integrado real y viable.

El control de garrapatas, a examen en la II Feria de la Caza de Brazatortas