viernes. 10.05.2024

La voz de las poetas desconocidas de la Generación del 27: una sombra que se disipa

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Un momento del concierto 'Cantando a las poetas del 27' en el Museo Gregorio Prieto de Valdepeñas

El 3 de septiembre el Museo Gregorio Prieto acogía el concierto 'Cantando a las poetas del 27'. Desde Madrid la cantante Sheila Blanco brindaba en Valdepeñas con un néctar de armónicas sinergias que embriagó de musical poesía el sentimiento de los asistentes.

El pintor manchego de más internacionales resonancias había compartido inquietudes, vivencias y recuerdos con esta generación de poetisas.

La lírica de Ernestina de Champourcin, Josefina Romo Arregui, Elisabeth Mulder, Dolores Cantarineu o Concha Méndez inundó aquel patio de columnas de atemporalidad, acompañada por la elegancia de la cantante con su piano de cola. Sus teclas mecían una voz desgarrada y dulce a un tiempo, artífice de una sonora recitación que se clavaba en el pecho de unas almas que viajaban por la senda del exilio, el desamor o el desarraigo.

Las metáforas de Lorca pintaban de verde limón los ecos de una copla de ojos negros cuando, con la inmediatez del fluido musical, nos trasladábamos al rojo sentir de una mujer abocada a un matrimonio concertado. La sonoridad del mar recorrió el patio, contagiándonos de brisa y libertad, ésa que se le negaba a la mujer poeta y que ésta cobijaba bajo su manto de rimas contagiosas.

La libertad es no tener miedo. Esas palabras de Carmen Conde, poeta de la generación del 27 y primera mujer en ingresar en la Real Academia Española, recogieron la idea de libertad como reivindicación de una policromía de sensaciones armónicas que latía en los alegatos sonoros del recital.

Desde el Decreto de 1910 que permitía el acceso a la mujer a la Enseñanza Superior, varios fueron los logros en este camino hacia la autorrealización más allá de los estigmas genéricos, como el Lyceum Club Femenino, clausurado con el final de la Guerra Civil.

Este viaje hacia el exilio interior, como diría Machado, tuvo su estación terminal en Rosalía de Castro, cuyas imágenes guían el propósito final de este manifiesto de sonoras emociones literarias, una pequeña contribución para que la negra sombra no siga asombrando los logros del ser humano que aspira a la libertad.

La voz de las poetas desconocidas de la Generación del 27: una sombra que se disipa