lunes. 29.04.2024

Ocho de cada diez enfermeras y enfermeros de nuestro país han sido agredidos mientras desempeñaba su labor asistencial y de cuidados en un centro sanitario o sociosanitario, de los que cerca de la mitad lo han sido hasta en cinco ocasiones y cerca de un 15 por ciento en más de 10 ocasiones.

Así se desprende la macroencuesta realizada por el Sindicato de Enfermería, SATSE, a un total de 7.359 enfermeras y enfermeros de todas las comunidades autónomas, además de Ceuta y Melilla, para hacer una “radiografía” actualizada  sobre el grave problema de violencia en el ámbito sanitario que se sufre en el conjunto del Estado.

En concreto, el 80,3 por ciento de las enfermeras y enfermeros consultados por SATSE ha sufrido alguna agresión, ya sea física (empujones, retenciones involuntarias, puñetazos…) o verbal (amenazas, vejaciones, insultos…) a lo largo de su vida laboral por parte de pacientes y/o familiares.  

El mayor porcentaje de enfermeras y enfermeros agredidos se ha registrado en los servicios de Urgencias y Emergencias, ya que hasta en el 88,08% por ciento de los profesionales que trabajan en este ámbito asistencial aseguran haber sido víctimas de una o más situaciones de violencia hacia su persona.

El 80% de las enfermeras consultadas por SATSE ha sufrido alguna agresión física o verbal

Del porcentaje de enfermeras y enfermeros  agredidos, el 48,44% lo ha sido hasta en 5 ocasiones; el 25,21%, en una única ocasión; el 12,06%, entre 6 y 10 ocasiones y el 14,29% en más de 10 ocasiones. En el caso de los profesionales que se encuentran ahora en paro, pero que han trabajado meses atrás condiciendo con la crisis sanitaria del Covid-19, y que suelen ser los más jóvenes, el porcentaje aumenta hasta el 63,16% en el caso de los que han resultado víctimas de violencia hasta en cinco ocasiones.

En concreto, en los dos últimos años, marcados sanitariamente por la pandemia del Covid-19, han sufrido algún tipo de agresión el 67,30 por ciento de las enfermeras y enfermeros de nuestro país. Un porcentaje que también se incrementa hasta el 89,47 por ciento en el caso de los profesionales ahora desempleados que fueron contratados de manera temporal para hacer frente a la grave crisis sanitaria.

La mitad de las enfermeras agredidas lo han sido hasta en cinco ocasiones